El trabajo en el campo era muy duro. En verano, primero se segaba (antes en primavera se había aguadañado el heno y hecho los niazos), luego se acarreaba, a continuación se trillaba, se alimpiaba, se metía la paja y se barrían las eras. Si se tenía suerte, por la feria de Villavieja (28 de agosto) se terminaba. Desde la mañana temprano no se paraba hasta la noche y sólo se descansaban 2 días (el 25 de julio y el 15 de agosto) en todo el verano, ni los domingos; eso sí, ibas a misa a las 6 de la mañana. Pasar 10 ó 12 horas encima del trillo...y no nos quejábamos, teníamos 6, 7 años y aguántabamos. Dar los haces al carro con el horcón era otro suplicio, muchas veces era imposible levantarlos por encima de tu cabeza, pero para arriba iban.
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