Mientras tanto, las mujeres pelan los pies, las orejas y el rabo y luego lavan las tripas del cerdo.
Por la tarde se escarna y cada pieza es destinada a un barriñón o artesilla dependiendo de la calidad de la carne.
Al oscurecer se pica la carne, antes con la máquina de picar que se movía a mano y costaba bastante, hoy es eléctrica y el trabajo es más ligero.
Luego se pesa la carne y se aliña según el embutido que se va a hacer: chorizo bueno, salchichón, chorizo de peor calidad, morcilla o farinato; aunque estos 2 últimos no llevan carne pero sí gordura. Y está toda la noche tomándose y por la mañana se prueban las chichas, probadura, por si hay que añadirle algo más de sal.
Y se enfusa el embutido...pero eso ya es cosa de otra entrada en este blog.
Antes, cuando éramos niños, era una gran reunión y fiesta familiar; se reunían 15, 20 ó 30 familiares día y medio: se mataba a mediodía, por la noche se reunían todos en torno a una gran mesa, y recuerdo que el menú de la cena era siempre el mismo: alubias, gallo o un plato de caza y luego bacalao; el postre, natillas con galletas. Se jugaba a las cartas, se hablaba, se contaban anécdotas...Al día siguiente, para desayunar había un gran plato de chorizo, lomo y jamón fritos y una cazuela de café migado. A mediodía, comida, normalmente cocido...Una gran reunión familiar.
Estas son fotos de una matanza en Bogajo durante estas Navidades. Todo empezó a las 9 de la mañana...
Es Bogajo, es calidad de vida
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