Ese tractor Ebro, aún en uso, creo que después del de Vicente fue el 1º que llegó a Bogajo y ahí sigue dando guerra.
Ya han dejado de oírse las ruedas de los carros en las calles enrolladas de Bogajo; a veces, como un fantasma, se oyen las ruedas de uno deslizándose por las calles asfaltadas del pueblo. Las roderas en aquellos caminos han desaparecido con ellos.
Otras épocas, otros trabajos.
Algunos carros no han acabado sus días en Bogajo:
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